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miércoles, 29 de septiembre de 2010

La luz de mi corazón - Capitulo 1 - By Naghiny Ribberth

By Tom

Caminaba con prisa hacia mi siguiente clase, habían pasado como dos horas desde que Bill me había dicho, que me moría por él. Cosa que era bastante cierta.

Solo me quedaba una hora mas, y ya me podía marchar a casa, y reflexionar sobre lo sucedido, con Bill. Todavía no me podía entender como era que Bill, sabia lo que yo sentía por el.

Solo camine pocos metros más, cuando me detuvo la hermosa melodía de su voz;

- Entonces me acerque a su oído y le susurre; “Se que te mueres por mí” – Bill lo decía bastante emocionado.
- Entonces… Abriste la boca sin saber lo que decías. Bill, como Tom te haga algo, a mí no me vengas luego con lloriqueos. – Oí que le dijo una voz mas grave que la de él.
- Georg, no seas tonto… Tú sabes mejor que nadie lo que yo daría por estar a su lado… - ¡¿¡QUE!?!... Me pregunte para mí mismo… Me quede en shock… ¿Cómo que estar a mi lado? – Además Georg, tú eres el único que sabe, cuanto lo a… - No pude oír la ultima palabra, ya que sonó, el timbre de cambio de clase.

Camine, antes de que se dieran cuenta de que los estaba espiando… Ahora estaba más confuso, pero tenía un par de cosas claras. La primera, Bill… quería estar a mi lado, pero no entendía el por que. La segunda, Bill… no tenia nada contra mí, más bien al contrario; quería estar junto a mí. Pero después de darle muchas vueltas al asusto, la única conclusión, que mis neuronas eran capaces de formar, era; “Solo lo quiere hacer por joder”… Pero no me iba ha aferrar a esa conclusión, podían haber varias, ocultas en un mismo misterio.

Llegue a clase… por fin, mi última clase del día. Me senté al fondo, como siempre… Saque mis cuadernos de Literatura y un bolígrafo, que rápidamente empecé a morder por la tapa. El profesor no había llegado, y ya con tan solo unos cinco minutos de clase, comenzaba a mirar mi reloj, que por desgracias iba muy lento. Entonces, me di cuenta. Tenía que pasar toda una clase… cincuenta y cinco minutos para ser exactos, con… Bill. Por suerte, no nos sentábamos juntos, el se sentaba con Pamela, la novia de su amigo Georg… Ella era repetidora, y de un año más que Bill.

Poco antes el entro por la puerta…haciendo como siempre, que se me cayera la baba. Entro tan despacio, moviendo tan bien sus caderas… mientras que su bello cabello negro se movía por la suave brisa que entraba por las ventanas… y pestañeando tan coquetamente. Con esos pantalones de cuero tan ajustados, su camisa de calaveras, sus botas por las rodillas, y su cazadora negra y plateada… Con ese toque de cadenas y joyas, que solo el sabe ponerle… y sus ojos… los hermosos luceros que alumbran mi corazón… tan marrones y seductores, con esa hermosa pintura negra delineándolos perfectamente… una simple obra de arte.

En ese momento hubiera dado cualquier cosa por ver la cara de idiota que se me había quedado… Me encontraba ubicado en mi mesa…Pero mi imaginación optaba por alejarme de aquella aula y llevarme a Bill al sitio más hermoso del universo… Él y yo… los dos juntos. Yo seguía pasmado mirándolo… con el bolígrafo más que mordido. El se acerco a Pamela, y le dio un beso en la mejilla seguido por un “Hola”… Yo lo seguía mirando sin parar… miraba cada fragmento de su piel, cada estructura de su figura… Era tan perfecto tan bello…

Me quede un momento intentado escuchas si le decía a Pamela algo de lo que antes había hablado con Georg, pero no, nada de nada… Y la curiosidad me estaba picando. Entonces, que mejor cosa que preguntarle a alguno de mis amigos… a lo mejor ellos me podían ayudar.

- - - -

Mi queridísimo amigo Gustav, ya venia hasta nuestro pupitre… Tenia que contarle todo lo que había escuchado, todo lo que había pasado, absolutamente todo.

- Hey – Me dijo el mientras movía su mano delante de mi cara, sacándome de mis fantasías amorosas con Bill.
- Ha… Hola – Dije seco… Pero con los ojos idos hacia esa sonrisa que sabia matarme y rematarme.

Gustav se dio la vuelta y miro hacia donde mi vista disparaba… luego me miro y suspiro.

- Se te van los ojos chaval. – Dijo sentándose.
- Se me van demasiado… - Seguía mordiendo el bolígrafo, y mirándolo abobado – ¿Te has fijado, en el hermoso lunar que tiene bajo su boca? Lo hace más hermoso… como si fuera una figura de marfil… Es más… su piel parece pura porcelana, frágil como el frió…
- Joder tío… a ti el amor te cambio… Todavía recuerdo cuando tenias catorce, que te quedabas abobado con los culos de las chicas que pasaban por delante de ti… pero llego tu princesa y se acabo… - Gustav tenia razón, Bill me había cambiado… por completo.
- Gustav. El amor es lo más maravilloso del mundo. Pero duele ver a la persona que amas y no decirle nada por cobarde… como soy yo. – Note que se me humedecieron los ojos… Ya había llorado por Bill, muchas veces… Por que la verdad, era lo que Bill había dicho. Yo era un cobarde un maldito cobarde… Siempre soñando con despertar una mañana y tenerlo entre mis brazos, de poder hacerle el amor, de poderlo besar, acariciar, de poderle hacer todo… pero como era de esperar, yo no podía era como si lo tuviera prohibido, por parte de mi familia.
- ¿Tom?... Estas llorando. – Dijo Gustav con cara de sorpresa. - ¿Que tienes?
Me levante corriendo y camine hasta la puerta, sin importarme lo que la gente pensara. Estaba llorando y ¿Que?... siempre vi eso de que los hombres no pueden llorar como una estupidez… Somos seres humanos, cualquier persona, animal… puede llorar porque para ello hay libertad. Y no importa lo que la gente piensa… Yo lloraba por amor.

Salí de la clase y Gustav iba detrás mía pronto me metí al baño, y al entrar él, cerro la puerta. Puse mis manos sobre el lavamanos y me mire al espejo… Realmente lloraba. Mi cara estaba empapada por varios ríos de lágrimas. Era impresionante como podía llorar tanto con solo pensar en que no podía tenerlo entre mis brazos. Gustav me miraba sorprendido, jamás me había visto así… Abrí el grifo, y junte mis manos, las llene de agua y me las pase por mi cara. Salpicando todo a mí alrededor… Mis labios se temblaban solos… Mis rodillas también. Cerré mis ojos y respire profundamente una y otra vez. Gustav me extendió la mano con una toalla en ella, la cogí y me limpie la cara… Aunque mis ojos permanecerían rojos. Pase mis puños por mis ojos, restregándolos y asiendo que parasen de llorar.

- Me avergüenza… que me hallas visto así. – Suspire, mientras que perdía mi vista en el piso. – No lo puede evitar… - suspire – por mas que quise.
- No pasa nada Tom… te entiendo. – Dijo Gustav poniendo una de sus manos en mi hombre y apretándolo con suavidad. – Estas así por el… En el amor se que se sufre, Tom.
- ¿Pero, por que hay que sufrir…? ... ¿Porque no puede ser fácil? Si yo lo amo con todo mi corazón.
- No todo en la vida son comodidades y cosas simples o fáciles… - Gustav, tenía razón… Soy un niño rico… y siempre pensaba que con el dinero se podía conseguir todo… Tal y como mis padres me dieron a entender.
- Eso ya lo se… También se lo malo que es amar a Bill… - No era malo, simplemente era inalcanzable. – Si hubiera un milagro, una coincidencia… un simple roce con el que nos diera a comenzar una amistad… pero simplemente, No hay nada.
- Tom… quien dice que no hay nada… A lo mejor un día se pueden llevar bien, y ese día no tiene porque estar lejos. – Me dijo siendo lo mas sincero que podía.
- Hoy estuve a nada de el… de su pelo, de su piel, de su olor… prácticamente… lo sentí tan cerca de mi. Deseé tenerlo entre mis brazos… poder acariciar su hermoso cabello… decirle que si… Que me muero por el. Pero para todos… fingir va primero que el amor. Y las cosas no son así. – dije ya un poco mas recuperado de mi llorera.
- Claro que no son así… El amor, va primero que ser mentiroso o simplemente hacerse el que no sabe nada…
- Te tengo que contar una cosa… Lo más mágico que he podido escuchar hoy… de la hermosa boca de mi mapachito. Pero te lo cuento en clases… ahora vamos antes de que el profesor nos eche la bronca.

Para mi sorpresa, el profesor ya estaba adentro. Entre con la cabeza gacha y todo el mundo me miraba… Pero lo mas que me impresiono fue la hermosa mirada que deposito Bill, en mi. Me senté en mi pupitre, y a mi lado Gustav, quien me hablaba para distraerme de los demás… Pero por más que lo intentara, no mirar a Bill, era imposible.
Me miraba con ternura… con una hermosa ráfaga de paz y dulzura en su mirar. Tampoco podía olvidar su aroma… Su suave olor a mora. Que me había vuelto aun más adicto a él.
Lo mire sin parar al igual que el a mi… No se como… pero sentí que en esa mirada había algo mas que paz… Sentí que nuestras miradas se estaban comunicando con amor. Amor del que une a dos personas en uno solo. Amor de amar.
El me dejo de mirar en un abrir y cerrar de ojos. Era muy extraño. Como que ese día nos habíamos mirado mucho.
A mucha gente puede que una mirada así la sintieran como algo incomodo… Para mi era todo lo contrario me encantaba mirarlo y que me mirara… lo hacia tan especial. Como si esa mirada de verdad valiera algo, como si quisiera decir algo… Como si lo único que quisiera demostrar era cariño y amor. La mirada de un ángel… Esa era la mirada de Bill.

La clase continuo tranquila… Mi reloj no daba señal de ir rápido, todo lo contrario, peor que una tortuga. Me estaba impacientando. Lo mas seguro era que me habían puesto retraso, ya que me pase en el baño como diez minutos, calmando mi llanto.

Muchas noches me tumbaba en mi cama y miraba el techo… Después miraba así el lado derecho de mi cama. Siempre estaba vació, siempre intacto… Pero en fin, eso algún día tendría que cambiar.

Gustav me miraba muy atentamente no entendía el porque… Con el bolígrafo señalo mi mejilla, a la que rápidamente acerque mi mano. Otra lagrima más. Me la seque y mire para donde el estaba. Todos tenían puesta la mirada sobre mí… incluso mi mapachito. El profesor también me miro.

- ¿Esta usted bien, Trümper? – Dijo mirándome firmemente.
- Si seños, estoy bien. – Dije y volví a bajar mi mirada.

La clase transcurría tranquila, incluso se me había olvidado comentarle ha Gustav lo sucedido con Bill. Pero claro, Gustav me lo recordó.

- Oye, ¿que era lo que me tenías que decir, a cerca de lo sucedido con Bill?
- Pues veras… Esta mañana cuando sonó el timbre yo subí al tercer piso. Andreas y Bert… lo estaban fastidiando. Y pues yo me acerque a el por detrás sin que el se diera cuanta. Los chicos desde que me vieron lo dejaron de joder, y salieron corriendo. Pero antes de eso él se dio la vuelta, y casi, casi lo beso. Más bien nos besamos. Y bueno, tuvimos una media charla, media discusión.
- ¿Porque lo fastidiaban los chicos? – Me interrumpió Gustav.
- Porque Bill le dijo, que las chicas con las que nos juntamos a veces son putas. Aunque Bill tiene toda la razón, ellos se ofendieron. Y pues, luego nos peleamos el y yo. Entonces se acerco tanto a mi… fue tan lindo tenerlo cerca, y me susurro al oído; “Se que te mueres por mi”. – La expresión de la cara de Gustav cambió a sorpresa rápidamente. – Bueno, yo me quede trabado no sabia que decir, y Bill se marcho.
- Joder… es decir… ¿Lo sabe? – Gustav parecía más sorprendido que yo cuando Bill me lo dijo.
- No Gusti… no lo sabe. Luego cuando me venia para esta clase, me pare ha oír a él y Georg hablando sin que se dieran cuenta. Veras; Bill, le dijo a Georg, que el lo había dicho así como así, sin saber que decía… y luego Georg le dijo que como yo le hiciera algo, por el haberme dicho eso, que no le fuera con lloriqueos, y luego Bill le dijo “Georg, no seas tonto… Tú sabes mejor que nadie lo que yo daría por estar a su lado” Yo me quede estupefacto de verdad… no entiendo porque dijo eso, y después dijo “Además Georg, tú eres el único que sabe, cuanto lo a…” y no pude oír nada mas porque sonó el timbre y pues me vine para acá. Pero no se lo que se puede significar eso “cuanto lo a…” de verdad, estoy echo un lió. – Suspire. De verdad no entendí que quiso decir Bill con eso.
- No me jodas… Así que quiere estar contigo. Y luego me dices que si hubiera un milagro o algo así. Tom ya lo tienes… captúralo. Y en cuenta a eso de “cuanto lo a…” pueden ser muchas palabras. Por ejemplo. – Lo interrumpí.
- “Cuanto lo a-m-o” – Me sonreí como un idiota.
- O, también puede ser, “Cuanto lo a-b-o-r-r-e-s-c-o”. –Mi sonrisa desapareció.
- Gracias, por los ánimos Gustav. – Dije.
- De nada. – Me contesto el muy…

Bill estaba entretenido hablando con Pamela, ya no me miro más durante toda la clase… Mi mente seguía muy confusa… pero de algún modo tendría que arreglar y ordenar mis pensamientos… necesitaba tiempo, pero lo haría.

No tardo en sonar el timbre de salida… Recogí todo, y salí del instituto. Tenia ganas de llegar a casa, y acostarme a dormir. Me sentía muy agota, sin duda alguna había sido un día, muy “extraño” para mi.

By Bill

Durante toda la clase de italiano me sentí extraño… más enamorado que de costumbre. Solo haber podido notar su fragancia y recordarla mi mente viaja a tantos lugares… lugares hermosos, bellos, en los que solo pudiéramos estar el y yo. Lo amaba, sin duda alguna lo amaba… Tenía tantas ganas de decírselo, de decirle que me moría por besar sus labios, por acariciar su piel. Pero no. Tom para mi era fruto prohibido. O al menos hasta donde yo sabía. El siempre estaba con sus chicas. Y yo… yo siempre me estaba muriendo de celos, por eso. A veces tenía tantas ganas de ser una de ellas. Pero no. Mi destino era morirme sin poder tener nada suyo, ni un simple beso. O una simple caria, un cálido abrazo… absolutamente nada. El era algo intocable por mí… algo como un frágil cristal… del que con solo rozarlo con mis dedos se rompía. O al menos eso creía yo… y mi entupida mente en ese entonces.

Pasaron, Historia y Tecnología muy rápido… En tecnología, nos dejaron salir antes, por lo que puede buscar a Georg y hablar con él… Como siempre se encontraba en el pasillo del segundo piso, esperando a Pamela su novia. Camine hasta llegar donde estaba él. Necesitaba decirlo lo que había ocurrido con Tom, el era el único que sabia lo que yo sentía por Tomi. Y en el único que confiaba sobre ese tema.

- No te imaginas lo que me paso… - Le dije mientras que colocaba mi bolso y mi archivador sobre el banco. – Vas a flipar.
- Sorpréndeme… - Dijo el.
- Vale… ponte cómodo. – Dije mientras que me paraba delante de el.
- Ya lo estoy… ahora cuanta que me muero de la curiosidad. – Dijo.
- Veras… estuve a nada… de… Tomi… - Lo dije con una sonrisa de oreja a oreja… verdaderamente estaba feliz, de haber podido acercarme a él. – Veras; Sus amigos me estaban fastidiando y entonces llego el por detrás de mi. – lo contaba como si estuviera leyendo un cuento, y moviéndome para todos lados. – Encima, fui un necio… lo tuve detrás y cuando me di al vuelta pensando que no había nadie… casi…casi nos besamos… Fui tan idiota hubiera seguido como si nada y lo hubiera besado. – Georg estaba con cara de “cosa rara”.
- Ya veo… ¿y no te dijo el nada? – Me pregunto.
- Tuvimos una discusión pequeñita. Porque yo les dije a sus amigos y a él también que sus “amiguitas” eran unas zorras. Por esos sus amigos se metieron mas conmigo, y luego llego el. Bueno, cuando el llego sus amigos salieron corriendo, y nos quedamos solos el y yo. Entonces note que me iba a hacer una esquema completo de preguntas… incluso creo que oyó cuando lo llame cobarde. Bueno mas bien se los dije a sus amigos, y ellos dijeron que el era un ejemplo a seguir. Y en fin… por donde iba. Me apresure a decirle algo. Enserio me dio muchísimo miedo. Pero se lo dije. Lo peor era que no sabia de que hablaba, es decir lo dije sin abrir la boca.
- Bill… ¿que dijiste?, no me asustes. – Dijo Georg abriendo mucho los ojos. – Venga di.
- Esta bien, bueno el estaba allí parado entonces – Me interrumpió.
- Entonces ¿que? – si que estaba flipando.
- Entonces me acerque a su oído y le susurre; “Se que te mueres por mí” – Lo dije emocionado. Un poco orgulloso de haberlo echo. La cara de Georg era para reírse hasta más no poder.
- Entonces… Abriste la boca sin saber lo que decías. Bill, como Tom te haga algo, a mí no me vengas luego con lloriqueos. –Me dijo Georg con voz firme - Georg, no seas tonto… Tú sabes mejor que nadie lo que yo daría por estar a su lado… - Sinceramente quería compartir cada segundo de mi vida con el… y poder amarlo sin medidas – Además Georg, tú eres el único que sabe, cuanto lo a… - Sonó el timbre pero pude acabar la frase. – cuanto lo amo y lo quiero.
- Bill estás loco. – Me reí... Estaba loco, pero por Tom.
- A que si… mira hay viene Pamela. – Georg se levanto y la abrazo, después la beso…como de costumbre.

Ella tenía un poco de prisa, tenía que terminar unos apuntes.

- Bill te espero en clase debo de terminar unos apuntes de literatura. No te tardes. – Me dijo.
- Ya mismo voy para allá. – Le conteste, y se perdió entre la multitud del pasillo.

Yo y Georg estuvimos allí poco menos de cinco minutos…

- Bueno, ya me voy para la última clase… que tengo ganas de llegar a casa ya. – Le dije dándole un abrazo.
- Está bien. Hasta mañana. Disfruta de esta clase, estas con Tom. – ya se me había incluso olvidado de tanto pensar en lo que paso entre el y yo.
- Hay es verdad… claro que lo haré. Chao. – Dije cogiendo mis cosas y marchándome de allí.
- Hasta mañana. – Me grito el y agito la mano. Yo hice lo mismo.

Camine por los pasillos… Tenia ganas de llegar y verlo. El era como mi cocaína… mi droga. Solo él.
Ya veía la puerta de clases al fondo, y se oía a toda la gente hablando dentro. Lo cual quería decir que el profesor no había llegado. Entonces entre… como de costumbre.

Tenia la costumbre de caminar como un modelo… Moviendo las caderas pero no lo hacia por provocar a nadie, solamente me adapte a caminar así, nada mas. Las ventanas estaban abiertas, lo cual hizo que la brisa de aire que entraba moviera mi pelo hacia atrás y se volara un poco. También pestañeé al impactar el aire en mis ojos… a decir la verdad soy muy coqueto.

Entre y lo vi… tenia la mirada como perdida… Estaba tan lindo… tan acurrucadito en su gran abrigo. No lo mire, para que los demás no se dieran cuenta de nada, y me acerque a mi pupitre donde estaba Pamela.

Ella era una buena chica. Mediría como 1.65, era menudita de cuerpo… Tenía dieciocho años, a compasión de Georg que tenia diecinueve. Su pelo era largo y castaño, sus ojos verdes como esmeraldas… su piel era más pálida que morenita… La conocía desde hacia dos años, y llevaba saliendo con Georg cuatro. Ellos cada vez estaban mas y mas enamorados… cosa que en ocasiones me daba un poco de molestia. Ya que yo también quería estar así con mi Tomi.
Ella sabia un poco de lo mío con Tom… Sabía que me gustaba y mucho… incluso muchas veces delante de ella se me había escapado las ganas que tenia de robarle un besito aunque fuese pequeñito a Tomi.
Pero también me sentía orgullosa de lo suyo con Georg, ya que esperaban un hijo. Solo llevaba poquito tiempo de embarazo cerca de los tres meses… Su barriga no abultaba solo una cosita mínima difícil de ver. Solo lo sabíamos ella y yo. A Georg no le habíamos dicho nada, se tendría que esperar. Ella y yo queríamos que fuese una niña, mientras que Georg un día había dicho que si tenía un hijo lo quería niño, para enseñarlo a jugar a fútbol. El típico deporte.

Me acerque a ella.

- Hola. – Le dije y le di un beso en la mejilla.
- Hola de nuevo. – Me dijo mientras me sentaba.

Pose mi mano sobre su vientre.

- ¿Como esta mi sobrinita? – Dije y ella sonrió.
- Si… tu sobrinita… porque como sea niño me da un disgusto. – Los dos reímos.
- Si… ya veras que será niña y que Georg se enfadara al principio. Pero ya llegara el niño. ¿Ya le tienes nombre? – Le dije. Ella se contento.
- Bueno a mí me gusta uno… La quiero llamar Marcella… Pero no se que si a Georg le gustara. – Dijo ella acariciándose el vientre.
- Marcella… Suena bien. Me gusta mucho. Marcella Listing. – Dije.
- Si… Yo creo que si le gustara… además yo soy la que la trae al mundo. Me merezco poner el nombre… - Dijo y se echo una pequeña risita.
- Si… Georg la hace pero tú te encargas del trámite más miedoso. Así que Georg a joderse. – los dos reímos.

Desvié un poco mi mirada hacia donde estaba Tom… el estaba a punto de… llorar. Me asuste muchísimo. Tenía miedo de que le pasara algo malo. Tenía tantas ganas de ir y consolarlo. Y decirle que pasara lo que pasara yo estaba con el. Se veía tan lindo con sus ojitos humedecidos… tan bellos.
De repente se levanto como alma que lleva el diablo y salio por la puerta, verdaderamente mal, y con la cara llena de lágrimas a más no poder.
Me levante de la silla, pero Pamela se apresuro a tomarme por un brazo.

- ¿A dónde vas? Sabes que si Tom te ve puede sospechar. – Me dijo. Tenía razón.
- Ya se que si me ve, las cosas me pueden ir muy mal… - Dije.
- Entonces… no vayas. Si te ven ellos pensaran que te estas metiendo en asuntos que no te incumben. Y será grave. – Tenía toda la razón.
- Pero…
- Pero… ¿que? – Me miro. – Bill, se que estas enamorado de el… pero no es para dejarlo claro delante de todos. – De nuevo tenía razón.
- Me preocupa… me da miedo que alguien le este haciendo mal, y por eso este llorando. – Odiaba verlo triste.
- Bueno, esta bien… siempre con tu carita de niño bueno me convences…- Tenia razón… siempre le ponía esa cara. Ella era como mi hermana mayor.
- Te quiero.
- Y yo.

Salí de clase, pero primero mire hacia los lados para ver si estaba el profesor de guardia o no. El baño quedaba a poco de allí. Estaba completamente seguro de que había ido allí. Camine, y con cuidado me apoye en la puerta. Alguien la tubo que haber cerrado.
Mire por la rendijita que había allí. Estaba frente a el espejo… su cara estaba mojada. Tenía una toalla en la mano. Me posesione bien, y escuche atentamente.

**

- No pasa nada Tom… te entiendo. – Oí que le dijo Gustav. – Estas así por el… En el amor se que se sufre, Tom. - ¡¿¡QUE!?! AMOR… Mi Tomi lloraba por amor… No pude evitar enfurecerme… Había alguien que me lo quería quitar.
- ¿Pero, por que hay que sufrir…? ... ¿Porque no puede ser fácil? Si yo lo amo con todo mi corazón. – Ahora una lagrima era la que resbalaba por mi mejilla… estaba enamorado de otro… Entonces pare… ¿OTRO?... A Tomy, le gustaban los chicos. Por esa parte… ya tenía un punto a mi favor.
- No todo en la vida son comodidades y cosas simples o fáciles… - Gustav tenia toda la razón.
- Eso ya lo se… También se lo malo que es amar a… - Metí un brinco cuando mi móvil sonó… Iba a descubrir quien era mi competidor y mi maldito aparato sonó. – Si hubiera un milagro, una coincidencia… un simple roce con el que nos diera a comenzar una amistad… pero simplemente, No hay nada. – Amaba a otro… Me fui sentando poco a poco en el piso… y unas lágrimas adornaron mis tersas mejillas… lágrimas de dolor, de no poder ser correspondido en el amor.
- Tom… quien dice que no hay nada… A lo mejor un día se pueden llevar bien, y ese día no tiene porque estar lejos. – Me levante del suelo enfurecido… ya no quería oí mas…Me dolía el corazón bastante, Tomi amaba a otra persona… Pero me pare a pensar un momento. Como yo me podía sentir a si… Todo había sido culpa mía. Por no haberlo enfrentado antes… Por no haber ninguna vez en cuatro años que llevaba amándolo hablarle… Pero no me importaba. Lo más que me importaba era el bienestar de Tomi, y que fuera feliz… Pero no iba ha permitir que me lo arrebataran así como así… Iba a enamorar a Tom.

Entre a clase… Todos me miraron extrañados pero me dio igual. Me senté al lado de Pamela. Quien se quedo extrañada de verme así.

- ¿Que te paso Bill? – Dijo tocándome la mejilla.
- El lloraba por amor… Pami… El ama a otro. – No pude evitar llorar.
- Ven clámate… - Me acerque y me abrazo.

El profesor entro por la puerta… todos se sentaron y yo me había secado los ojos. Que por suerte no estaban rojos.
El todavía no venia… de seguro le estaba contando a Gustav lo que sentía por el carbón que me quito su corazón…El amor que siempre soñaba con que fuera solo mío… Que me lo robo a él. Estaba muy enfadado…

- Bill cálmate… quien te dice que no tendrás oportunidad tú. – Me dijo Pami.
- En un echo que no… Dime…yo soy nada comparado con el… El es un rico… de seguro que su “cabrón” será igual… Tú crees que él se fijaría en un pobretón como yo… No… Porque para él, nosotros somos escoria. Para el y para su familia…somos esclavos. El jamás podrá amas a alguien como yo… NUNCA. – Me sentía realmente mal… - Ahora se lo que se siente cuando te rompen el corazón.
- Bill por favor… eso no es así… - pamela trataba de calmarme… - Tu no eres tan pobre… pero tampoco tienes mucho… Tu no eres un esclavo eres una persona con sentimientos… Y quien te dice que su “cabrón” como tu lo llamas es rico… Nadie, no te lo dice nadie… Parate ha pensar una cosa… ¿Que pasaría si esa persona fueras Tú? Si tú fueras de quien Tom esta tan enamorado… ¿Has pensado eso? – Yo el amor de Tom…
- No lo he pensado… y tampoco quiero… porque yo para el no soy nada… Dejemos esto a un lado. No quiero seguir hablando de él.
- Está bien, Bill. – Dijo Pamela.

Tom entro por la puerta con al cabeza gacha… No pude evitar mirarlo… mirar su hermoso perfil… Yo lo quería a él… yo quería que el fuera el amor de mi vida, aunque para mi ya lo era… que el fuera mi hombre… mi protector… que fuera mi todo.

Baje mi mirada… no supe el porque y lentamente la subí… Nuestras miradas se conectaron… Era una mirada de ternura…Era perfecta. Quise pasarle paz… Él estaba mal por amor, yo también… Solo fue una mirada… tan mágica como hermosa… Pero no solo había paz… sentía el amor… Como si me estuviera diciendo algo… como si nos estuviéramos diciendo… “Te amo”.
La corte rápidamente mirando para otra parte… Eso no podía ser… el estaba enamorado de otro… Por más que me doliera tenía que aceptarlo… Tenía un rival.

La clase estaba en silencio y yo seguía con mi cabeza gacha… hasta que la quise levantar. Todos miraban a Tom… quien en su mejilla tenía otra lágrima.
El profesor también se dio cuanta.

- ¿Esta usted bien, Trümper? – Dijo el profesor mirándolo firmemente.
- Si seños, estoy bien. – Contesto el con su dulce y al mismo tiempo grave voz...

Pasaron minutos y el ya estaba hablando de Gustav… parecía estar mejor que antes… Pero como siempre… algo tiene que ir mal.

- No me jodas… Así que quiere estar contigo. Y luego me dices que si hubiera un milagro o algo así. Tom ya lo tienes… captúralo. Y en cuenta a eso de “cuanto lo a…” pueden ser muchas palabras. Por ejemplo. – Le dijo Gustav a él… Encima… el muy cabrón, que me lo estaba quitando quería estar con el.
- “Cuanto lo a-m-o” –Tom se sonrío. Y una ráfaga de tristeza toco mi alma.
- O, también puede ser, “Cuanto lo a-b-o-r-r-e-s-c-o”. – Su sonrisa desapareció… pero tenía una expresión divertida.
- Gracias, por los ánimos Gustav. –Dijo… medio con una sonrisa.
- De nada. – Contesto su amigo.

Pamela me miro…

- Lo oí Bill… Oí como dijo que lo ama… - Me puse mas triste.
- Yo también. – Gaché mi cabeza. – lo mas que me dolió fue cuando Gustav le dijo… “Ya lo tienes captúralo”. Eso me dolió mucho.
- Bill cálmate… quien dice que el chico que le gusta a Tom no tiene pareja. – Eso era muy cierto. – Falta poco para que se acabe la clase… cálmate y cuando llegues a tu casa tomate algo… Te sentirás mejor.

Pamela tenía razón… Quien decía que ese chico no tenía pareja… o mucho mejor, quien decía que era gay. Nadie…absolutamente nadie. Tenia esperanzas muchas esperanzas y las iba ha aprovecha… porque por amor se hacen locuras.

El timbre toco… muy rápido… Recogí, me despedí de Pamela y me marché.

By Tom

Conducía a una velocidad no muy alta, cosa rara en mí.

Tenia ganas de llegar ya a casa. De tumbarme en mi cama, de cerrar mis ojos y de soñar con mi mapachito…Con su blanca y resplandeciente sonrisa. Con su tersa piel… con todo el.

El instituto estaba como a ocho kilómetros de casa. Por eso utilizaba el coche… aunque en ocasiones me sonaba divertido ir en autobús. Pero mi padre decía que no. Que eso era poco para alguien como yo.
Yo era rico, muy rico… más bien demasiado… pero eso tampoco me gustaba mucho. Si yo hacia algún error desde que mi familia se enterase, me dirían un manual de instrucciones de lo que hubiese hecho… Eran muy estrictos conmigo… más bien demasiados. Eran dueños de una empresa de mecánica del cual sacaban dinero ha mas no poder… Yo tenía todo lo que quería… un buen coche, un closet inmenso, una habitación enorme… Pero me faltaba algo. Algo que al lado de eso era oro…Me faltaba Bill.

Mire mi reloj, las 14:10pm… Viendo que era viernes ya sabia cual era mi día… Llegar, almorzar, una pequeña siesta, luego estudiar, hacer como treinta minutos de pesas y abdominales, estar un poco en el ordenador, cenar, acostarme y levantarme a las 7:30am aunque no tuviera clases. Mis días eran lo más aburrido del mundo.

Aproveche que se puso el semáforo rojo, para buscar un disco, que poner. Mire el disquero y había uno de música relajante y romántica. Le di al play. Era aleatorio se ponía la que quería. Me toco “Helo” de Beyonce… Esa canción me recordaba tanto a Bill… A su cálida y preciosa voz… A su helo de paz.

Seguí mi camino… ya se veía la casa. Mejor dicho la casota. Vivía en la zona popular… estábamos cerca de la ciudad a pocos kilómetros. Allí era donde vivía Bill, pero en que sitio no.

Puse el intermitente y entre a un camino lleno de árboles y de rosales. Era largo como de doscientos metros. No iba ni muy rápido ni muy lento… mi padre no quería que estropeara el Cadillac por la velocidad. Era un tipejo realmente idiota, y se creía más que los demás… tal y cual como mi madre. Eran la pareja perfecta idiota con idiota… Que más podían pedir.
Ya terminado el camino, llegue y di la vuelta a la gran fuente que había en el patio delantero. Y estacione el vehículo en su sitio de siempre…

Me baje de el con pereza…no tenia ganas de verles los hocicos de búfalos a mis padres… Aunque siempre los tenía que aguantar. Cerré la puerta y le di al botón de la llave… quien cerro el auto. Empecé a caminar cuando note algo en los pies… como si algo se estuviera moviéndose entre ellos. Mire. Era mi hermoso gatito Casimir. Lo tenía desde los doce, cuando lo encontré de cachorro abandonado dentro de un bidón en la autopista. Estaba sucio, muerto de hambre, y tenia los ojitos enfermos y muy legañosos. Cuando lo vi, no me puede resistir y lo traje… A mis hermanos les encanto pero a mis padres, no. Decían que los animales ensuciaban la casa… incluso me prohibieron cogerlo en brazos… Pero no se salieron con la suya, no me iban a estar prohibiendo todo en la vida. Después de ese enojo, lo subí a mi cuarto… Lo bañe, le saque las legañas y le puse algo de comer… Era mínimo, una bolita de pelo blanca y con un poco de marrón clarito. Después le unte con un algodón manzanilla en los ojos. Y así durante unas dos semanas hasta que se recupero.

Me agache y lo cogí.

- ¿Como esta el niño de papá? – Le dije dándole un besito más abajo de la orejita.

El era de mi familia el único que sabia de Bill… y el único que se encariñaría con él, rápidamente. Con mi mapachito.

Entre a la casa. Todo estaba tranquilo. No se oía nada, excepto un maullido que soltó el gatito cuando lo deje en el piso. De seguro que ya todos estarían en la mesa.

Entre al comedor.

- Buenas tardes… - Casi todos estaban dentro.
- Llegas cinco minutos tarde. ¿CREES QUE ESO ES CUMPLIR CON TU DEBER? – Me grito mi padre mientras que golpeaba con la mano la mesa.
- Mira. Se me olvido que hoy había reunión familiar vale.
- Tu a mi no me hablas así. Niñato. – Me trataba como escoria por ser el menor de cuatro hijos. – Ahora siéntate… No nos hagas esperar más.

Me senté sin abrir la boca. No me trataba como un hijo… me trataba como poca cosa… como si no fuera de su familia.
La comida ya estaba servida… Podíamos empezar cuando quisiéramos.

- Oye Tom… ¿Como te va en el instituto? ya lo vas ha acabar este año ¿Tienes ganas de entrar a la universidad ya. – Me pregunto Darry. El más viejo de nosotros cuatro.
- No… no tengo ganas de ir a la universidad… Me voy a tomas un año de vacaciones. – Todos reímos.
- DE ESO NADA. – Grito mi padre.
- Papá no sabes decir nada sin tener la necesidad de gritar. – Le pregunto mi hermana Marilyn.
- Es que el problema es tu hermano… - me señalo con la mano abierta. – No quiere hacer nada… y es tradición como ya todos sabemos que se estudie medicina. – No quería, sinceramente odiaba pensar que en un futuro podría ser medico.

Acabe de comer y me subí para mi habitación. También subió conmigo Casimir… Entré y cerré la puerta con seguro.

Boté mi carpeta y mis libros sobre el escritorio… Algunos cayeron por el piso.
Me saque la tira negra que llevaba en la frente… También salio volada. Me retire la ancha camiseta… Pero antes el sudoroso abrigo. Deje mi buen formado cuerpo al aire… La verdad, tenía un “cuerpazo”. Musculoso, con tableta, músculos… Pero de que me servia eso… Con eso no iba a conquistar a Bill. El a diferencia mía era tan menudito, tan ligero de cuerpo… como una pluma… Lo llamaba “mapachito” por sus ojos… Siempre los llevaba negros… eran tan lindos… y claro… como los mapaches tenían esa sombra al rededor de los ojos, pues yo también tenia uno… mi hermoso mapachito.
Me saque el cinturón y me saque los pantalones… quedando en calcetines y en boxers. Me puse un pantalón corto y cómodo y me tumbe en mi cama.

Casimir se acurruco a mi lado, y comenzó a ronronear. Le acaricie el lomo… y se fue quedando dormido.

No se cuanto tiempo me pase mirando el techo… pero estaba claro que dormir no podía.
Me levante y cogí el portátil.

Coloque bien las almohadas me metí debajo de las mantas… y lo encendí.
Tardo en cargar un ratito, pero finalmente cargo. Todos los días entraba siempre a un mismo sitio. El facebook. Allí me había echo otra dirección y había agregado a Bill. Siempre miraba los comentarios… y le dejaba notas… diciéndole que era su admirador secreto. O le manda postales de amor o algo. Entre a su perfil. Decía que tenia cuatro fotos nuevas… y como no las mire. En la primera salía el… tan bello con esa sonrisa que me mataba. La guarde. La segunda también era de el… se veía en un parque sentado a los pies de un roble. La guarde. La tercera se veía en la playa… comente realmente rápido…
** Pero mira si eres realmente precioso…** Y me fui para la ultima foto… Era su cara… tenia puesta una bufanda roja. Y estaba en la nieve… sonreía a la perfección… no pude evitar comentar. **Me encanta tu sonrisa**… Ya me iba a salir cuando me llego un msn. “Bill ha comentado”. Casi salto de la cama. Nunca había hablado por allí con el. Entre a la foto de la playa. ** Deja de decirme ya eso… me pones rojo**. “Pero que lindo” pensé. Y luego fui a la otra. **No se que le vez de especial… si esta toda torcida** Tenía razón. Sus dientes no eran rectos… pero aun así, me encantaban. No pude evitar y le abrí un privado.

- Hola. – Le mande. Paso poco tiempo para que el me respondiera.
. Hola. ¿Que tal? – Me mando…
- Bueno… hoy no ha sido uno de mis mejores días. Pero ahora que hablo contigo, pues estoy perfectamente. ¿Y tú que tal? – Le mande… quería formar una conversación civilizada.
- Pues… estoy mal. - ¡¿¡QUE!?!... Como que mal… Me dio pena… no me gustaba verlo sufrir...
- ¿Pero…porque?… ¿Te hicieron daño? – Temía la respuesta.
- Bueno tampoco eso… Solo que estoy enamorado… y al chico que me gusta, le gusta otro. – Todo el mundo se me calló encima… Mi Billy. Mi mapachito… Estaba enamorado de otro… Unas lágrimas resbalaron por mi cara.
- ¿Y quien te gusta? – Al cabrón que fuera, le iba a partir la cara.
- Bueno… no se lo quiero decir a nadie. – Eso no me gusto… Estaba encubriendo… a mi rival. Pero no iba a permitir que me lo quitaran.
- Ahh vale… Pues eso es un punto menos en mi favor. – le conteste.
- ¿Tu estas enamorado de mi? XD… - Me envió… No simplemente estaba enamorado, sino que también me tenía fascinado.
- Acaso no se nota… Claro que Si… Bill yo te quiero. – Parecía un verdadero idiota… Haciendo las cosas el doble de difíciles.
- Pero eso no es posible – Como que NO… las lágrimas me bajaban cada vez más rápido. – Además no te conozco de nada. – Ahora se iba ha enterar.
- Si me conoces… - le mande…
- Vale está bien, te creo pero no lo compliquemos más… Bueno ya hablaremos otro día, voy a echarme un rato. – Me mando.
- Que sueñes dulce hermosura… Te amo. – Le envié.
- Gracias… T.Q.M – Y se desconecto. Ese T.Q.M… hubiera quedado mejor si lo hubiera puesto “T.O.M Te amo”… Pero no… el amaba a otro.

Yo apague mi portátil, lo puse en el suelo y me eche para atrás… “No me ama” Dije, mientras que mas lágrimas salían de mis ojos sin papar…
Casimir se había acostado sobre una de mis almohadas… Así que para mi me quedaba la otra…
Me acurruque en ella… y me acorde de una cosa. De como había conocido a Bill.

Fue finalizando el verano… cuando empezaban las clases. Yo llegue con mi hermano mayor Darry. Aunque era mi segundo año en el instituto. Yo tenía trece años, y Bill también. Entonces yo estaba allí con mi pandilla como siempre… y el entro por la puerta. Todavía recordaba la ropa que llevaba. Una camiseta roja con brillos, unos vaqueros y una chaqueta vaquera… su pelo era una corta melenita un poco más arriba de los hombros… Desde que lo vi, me gusto. Pero a mis demás amigos no les agrado nada… mas bien lo vieron como ejemplo a fastidiar. Yo simplemente no podía… tampoco quería hacerle daño… Desde un principio estuvo con Pamela y con Georg.
Mis amigos lo veían, y lo trataban mal. Mientras que yo no me atrevía ni a ponerle una mano encima… Me enamoro desde un principio… así fueron las cosas.

Me acurruque mas en mis almohadas… y cerré mis ojos… quienes fueron llevándome al sueño poco a poco.

By Bill

Entre al autobús, y me senté por el medio no muy atrás. Estaba completamente casi lleno… me senté por el lado de la ventada… apoye mi cabeza en ella. Veía pasando todo muy rápido… no pude evitar soltar una lágrima al recordar cuando Tom dijo “Cuanto lo amo”… No se de que, pero esa frase me sonaba. Ahora que ya estábamos casi en el ultimo curso… tenía que pasar esto… cuando ya por fin, había tenido un acercamiento con él… me había enterado de que ama a otra persona… De que ya alguien ocupaba su corazón, y de que ese alguien no era yo. Me seque la lágrima antes de que alguien me la viera. Como esas de seguro que iba a soltar muchas más… porque lo estaba perdiendo.

- ¿Porque llora, joven? – Era una mujer ya mayor…
- No. Por nada. – No quería que nadie supiera lo que me pasaba. Estaba amargado.
- ¿Es por la novia, cierto? – Una sonrisa se dibujo en mi cara…
- Algo así. – Dije y me resiegue los ojos con el puño. – Pero no… exactamente novia.
- ¡Novio! – La mujer miro.
- Si… mas bien… enamorado… Pero yo de él, no él de mí. – Gaché mi cuello.
- Ahhh… Un amor que no es correspondido. Suele pasar… A mí me paso jovencito. Pero al final las cosas se arreglan… Ya veras como quedareis juntos. – Me trataba de dar ánimos.
- Ojala que lo mío acabe así… - Suspire.
- ¿Y como es? – Me pregunto la señora.
- Pues mas alto que yo… moreno, fuerte… es lindo. – me sonreí.
- Ahh… Pues espero que un fututo os vaya bien…
- Yo también. Bueno esta es mi parada. – Dije levantándome del asiento.
- Adiós jovencito.
- Adiós. – le respondí.

Baje y comencé a caminar…

Vivía en unos edificios… eran unos de los mas nuevos, a donde nos mudamos mama y yo… Cuando mi padre murió y no pudimos mantener la otra casa.

Aunque solo fuéramos mi mama y yo, cada uno tenía su espacio… Ella tenía su habitación, y yo la mía… Ella oía su música yo la mía. Nunca nos peleábamos por nada… éramos los mejor amigos.

Llegue a la puerta del edificio. Era alto tenia doce plantas… por fuera era marrón y beige todas los pisos tenían unos grandes ventanales por fuera… que alumbraban la sala por completo. Por decirlo así era como una de las paredes del salón. Yo vivía en el piso 9, portal B.

Entre. Había un pasillo largo, a la derecha estaban las escaleras, y como a un metro mas allá el elevador pero a la izquierda. Las paredes eran de color azul clarito, y en el suelo había una alfombra azul oscura, que llegaba de la puerta a unos diez metro que estaba el elevador. En medio del pasillo estaban los buzones. Busque el nuestro.

*Simone & Bill Kaulitz. +9-B*

Metí la mano, y solo había una carta. Una promoción del supermercado… al parecer eran los únicos que nos querían, y de vez en cuanto los del banco.

Camine hasta el elevador y toque el botón de llamada. Como en diez segundos las puertas se abrieron. Entre y toque el 9… Comenzó a subir, y mientras tanto yo me arreglaba en el espejo que había adentro. No quería que mamá, me viera marchitado. Entonces paró. Las puertas se abrieron y salí… Tenían el mismo tono azul y una alfombra más oscura. En cada planta había tres pisos. El mío estaba al final del pasillo. Llegue y metí la llave en la cerradura. Le di dos vueltas y se abrió la puerta.
Olía a papas fritas con pechuga de pollo… Una de mis comidas favoritas. Entre al salón y deje mi bolso y mi carpeta en el sofá…
Era grande tenia en media una mesa de cristal, con un florero de rosas y unas figuras indias medias raras. Al fondo tenia los ventanales y unas cortinas beige a los lados, que corríamos por las noche, para que mis pececitos pudieran dormir. La pared era de color un poco más fuerte que las cortinas, y de un poco menos de mitad para abajo era marrón pero no muy fuerte. El sofá era beige como las cortinas pero la tela brillaba y tenía muchos cojines marrones, blancos y beige con piedritas y lentejuelas. En frente del sofá había una estantería enorme. En la parte de arriba había estatuas, figuras y cosas así. En otra había libros, en la de abajo estaba la tele. Era de plasma la había comprado papa antes de morir… lo extrañaba mucho. Al lado izquierdo de la tele estaban los peces, en un terrario redondo. Eran dos Escalares… los dos blancos y negro, la hembra se llamaba Poly, y el macho que tenia la cola rajada Tomi. Y luego a la derecha las películas.
Sobre el sofá había otra estantería más pequeñita y tenía fotos de mí y de papa y mama. El suelo estaba cubierto por una gran alfombra. Al lado de la puerta de entrada había un perchero… y un espejo. Al lado, colgada del techo un helecho.
Entre a la cocina. Tenía el piso ha cuadros negros y blancos… y las paredes eran blancas. Había una mesa en el centro… la placa estaba sobre el horno, y al lado del fregadero. La nevera estaba a un lado de la puerta. Y unas estanterías por el techo. En la pared había dos cuadros de frutas… pintados por mama. La comida ya estaba servida.

- ¿Como esta mi precioso niño? – Me dijo mama mientras que me daba un abrazo y me besaba las mejillas y la frente… La quería muchísimo.
- Pues bien…- Dije soltándome de su agarre.
- Venga, a comer. Yo ya me tengo que ir. En quince minutos empiezo a trabajar… Hasta luego mi niño. – Me dio un beso en la frente.
- Chao mami. – Le respondí. Ella se marcho.

Miré la comida… realmente tenia hambre…Pero no quería comer en la mesa solo. Cogí el plato y me fui para mi cuarto. Llegue y deje allí el plato. Volví para la cocina y cogí un baso de Coca-cola… mi bolso, mi carpeta y me marche para mi cuarto…
Era de color naranja oscuro… la cama era de las grandes… con la cabecera de hierro, formando una especie de nudos… Del techo colgaban dos cortinas que cubrían la cama al rededor… cortinas naranjas, del mismo todo que el edredón… y tenia un montón de cojines naranjas y negro… y un peluche de un osito negro y blanco en medio… la lámpara del techó era como una especie de varas de hierro formando una cosa rara y con luces en las puntas… tenia como cinco bombillitas y era negra. En las mesas de noche había en cada una, una lámpara de lava. Negra y la lava naranja. Luego tenia por el techo un montón de estrellitas… cerca de la venta tenia el ropero… lo tenía hasta arriba… incluso tenia dentro toallas, mojadas que se me olvidaban sacar, de cuando me bañaba por la mañana. Luego, al lado de la puerta tenía una mesita de escritorio donde tenía mi portátil. Lo cogí y lo puse en la cama… También tenía puzles de vampiros en las paredes… ya que me encantaban.
Me eche en la cama y empecé a comer mientras esperaba a que me cargara el Windows… que tardaba como tres minutos.

Me encantaba la comida que asía mama… quedaba tan rica… cada vez mejor… y cuando hacia flanes o postres caseros… me podía comer bandejas enteras yo solito…

El Windows ya me había cargado… lo primero que me salía era el mensseger pero yo casi no entraba. Lo saque en la cruz roja, y entre en Google… quería darme una vuelta por mi facebook… haber que me encontraba. Allí tenía un “admirador secreto” siempre me mandaba tarjetas… o a veces poemas…
Entre… no había nadie conectado… así que subí unas fotos mías…

La primera era mía… y salía riéndome… La segunda me la había sacado mi mama… un día que fuimos de camping. La tercera era mía en la playa… de cuando fui con Georg y con Pamela… y la última de cuando fuimos los tres a hacer un muñeco de nieve… y al que había llenado de nieve fue a mí, en vez de al muñeco…

Ya había acabado de comer… Me levante y lleve el plato y el baso a la cocina. Los lave, los seque y los guarde cada uno en su estantería correcta… y me volví para la habitación…

Me senté en mi cama me puse cómodo y mire de nuevo los comentarios. Tenía dos nuevos… Los dos de mi admirador secreto...
El primero estaba en la foto de la playa; **Pero mira si eres realmente precioso…**. No pude evitas ponerme rojo… Al parecer yo le gustaba, y mucho. Le conteste; **Deja de decirme ya eso… me pones rojo**. Y después me fui para la otra foto, que era en la que estaba en la nieve. Mire los comentarios, y como no, me había comentado; **Me encanta tu sonrisa**. Ahora si que no me lo podía creer… mis dientes… que siempre han estado torcidos… y le gustaban; **No se que le vez de especial… si esta toda torcida**. Me sonreí…

Me dolía mucho la espalda… y tenia un poco de sueño… así que iba ha apagar el portátil, y gusto en ese momento, el me había abierto un privado… Cosa que no me molesto.;

- Hola. – Me había mandado.
. Hola. ¿Que tal? – Le envié.
- Bueno… hoy no ha sido uno de mis mejores días. Pero ahora que hablo contigo, pues estoy perfectamente. ¿y tú que tal? – Al leer eso me sonroje muchísimo… Pero mi día había sido, lo mas seguro peor que el de el.
- Pues… estoy mal. – Fui sincero… Lo que había oído me había dejado roto.
- ¿Pero…porque?… ¿Te hicieron daño? – Me sorprendió su interés en mi...
- Bueno tampoco eso… Solo que estoy enamorado… y al chico que me gusta, le gusta otro. – quise ser severo… y decírselo de una forma rápida, que no me hiciera recordar tanto lo sucedido con Tomi. Aunque no lo podía olvidar.
- ¿Y quien te gusta? – Escribí su nombre en la pantalla para enviárselo… pero pensé en que pasaría si lo conocía… mejor era no decirle.
- Bueno… no se lo quiero decir a nadie. – No era que no se lo quisiera decir, al contrario… Pero tenía miedo de que me descubriera Tom.
- Ahh vale… Pues eso es un punto menos en mi favor. –No lo entendí… ¿Que? … Pero le conteste algo sin pensar… haber si estaba enamorado de mi o no… aunque eso era un poco tonto… Pero no sabia que mandarle.
- ¿Tu estas enamorado de mi? XD… - Le envié… tenia ganas de saber, que quería de mí.
- Acaso no se nota… Claro que Si… Bill yo te quiero. – Me quede con la boca abierta… Ahora si que no sabia que contestarle.
- Pero eso no es posible – Escribí. – Además no te conozco de nada. – No sabia quien era… pero sentía que si lo conocía.
- Si me conoces… - Bueno… hasta ahí ya no sabia que pensar… así que conteste cualquier cosa.
- Vale está bien, te creo pero no lo compliquemos más… Bueno ya hablaremos otro día, voy a echarme un rato. –Le mande. Verdaderamente me estaba muriendo de sueño.
- Que sueñes dulce hermosura… Te amo. – El tono rojo de mis mejillas aumentó… nunca nadie me había dicho eso… Pero lo quería oír de los labios de Tom.
- Gracias… T.Q.M – Le envié eso y me desconoce.

Puse el portátil sobre el escritorio. Me saque los pantalones y las botas… baje la préciala y las cortinas, me metí debajo de las mantas... y me acurruque sobre los cojines y las almohadas… Pero no sin antes apagar la luz, y cerrar la puerta…

Pensé en quien podría ser ese chico pero… no tuve elección… Si lo conocía me lo tendría que decir el… Porque yo no hacia cabeza de quien podría ser…

Cerré mis ojos y me acurruque más sobre los cojines... Me tape hasta el cuello, y cerré mis ojos… pensando en lo que me haba mandado...
“Si me conoces”… “Que sueñes dulce hermosura… Te amo”

“Si eso me lo hubiera enviado Tomi… o simplemente me lo susurrara al oído mientras me acurrucaba contra su pecho… Seria tan mágico, oír un “Te amo” de sus labios, enviado a mí…” pensé…

Respire profundo… y poco a poco me dormí… entregándome así al sueño.

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